"Se reían de que le habían roto la jeta a uno", dijo una testigo clave
Andrea Ramos, recepcionista del hotel Inti Huasi, ubicado a media cuadra del boliche Le Brique, aportó datos precisos que permitieron a los investigadores ubicar la casa donde se encontraban los rugbiers, después del homicidio.
Una testigo que aportó información “clave” para localizar la vivienda en la que se hospedaban los rugbiers acusados por el crimen de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell, dijo hoy que la noche del homicidio escuchó que los jóvenes imputados narraban “una pelea que habían tenido” y que “se reían de que le habían roto la jeta a uno”.
Se trata de Andrea Ramos, recepcionista del hotel Inti Huasi, ubicado a media cuadra del boliche Le Brique, quien relató a Télam que minutos después del ataque a Báez Sosa (19) vio pasar a al menos ocho de los acusados desde su lugar de trabajo, lo que le permitió aportar precisiones a los investigadores sobre “la casa donde podían estar” alojados, en la localidad balnearia.
Ramos explicó que se encontraba en un deck del frente al hotel en el que se hallaba trabajando en la madrugada del sábado, cuando vio “entre las 4.45 y las 5 de la mañana” que pasaba “una persona corriendo por la calle, para el lado del bosque”.
Según recordó, detrás suyo, “para el lado de Le Brique” había “un grupo de chicos que estaba detenido frente al supermercado, que está muy iluminado y se veía a los chicos contra el portón de ingreso”.
“Pensé que este grupo de chicos lo venía persiguiendo al primero que pasó corriendo desesperadamente. Estuvieron ahí un minuto, minuto y medio, y empiezan a caminar rápido para la misma dirección para donde caminaba el primero. En ese momento, cuando pasan cerca del hotel le gritan al que iba adelante y me di cuenta de que eran amigos”, relató.
Ramos dijo que los integrantes de este grupo, “ocho más o menos”, narraban “una pelea que habían tenido, y de manera burlona, se reían, que le habían "roto la jeta a uno, y que lo habían llenado de sangre”.
“Yo creí que era una pelea más de las que suceden en el verano. No le llevé demasiado el apunte. Los chicos siguen hasta la esquina, hacia la entrada al bosque, y doblan. De donde yo estaba, veo hasta la esquina. Después, ellos doblaron”, precisó.
La testigo aseguró que “cerca de las 8” del sábado, “viene al hotel personal de la DDI, a pedir algún tipo de permiso para revisar” el lugar, y el encargado del establecimiento, que ingresaba a esa hora, comentó al personal policial la situación que ella había observado horas antes: “Cuando yo le cuento todo esto, me preguntan concretamente la descripción de la ropa, horarios y eso”.
Ramos relató que, tras narrar los hechos, “por las caras que ponían, se dan cuenta de que estaba contando datos precisos y concretos”.A partir de los datos aportados, recordó, fue trasladada a una sede policial a brindar declaración: “Cuando llego a la comisaría le cuento todo esto. El comisario me pregunta si estoy segura que no pasaron para el bosque, yo digo que sí, le marco la casa donde podían estar, y a partir ese dato, la fiscal habilitó el allanamiento”.